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viernes, 28 de diciembre de 2012

Fragmentos de "Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja" de Sarah Mac Lean (Saga Love by numbers 1)



Holaa!
Hoy os traigo los fragmentos que más me han hecho reflexionar del último libro que os reseñé. El libro me gustó bastante y hubo varios fragmentos que me parecieron muy interesantes, así que la entrada de hoy va para larga. ¡A ver si os gustan!

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El primer fragmento que os traigo es un pensamiento de la protagonista, Callie, que desea volver a su inocencia, desea volver a creer en aquello maravilloso que creyó que tenía, y odia ser consciente de que en realidad no lo ha tenido nunca.

En el capítulo 2

"Ser considerada hermosa. Una sola vez"

Era lo más improbable de su lista... Solo podía recordar una vez, un momento fugaz en su vida, en el que se había acercado vagamente a esa meta. Pero al recordar aquella noche, hacía ya tanto tiempo, cuando el marqués de Ralston la había hecho sentirse hermosa, tuvo la certeza de que él no la había percibido así. No, él solo fue un hombre que hizo lo que pudo para que una jovencita se sintiera mejor consigo misma antes de escapar a una cita nocturna. Sin embargo, en ese momento la había hecho sentirse hermosa. Como una emperatriz. ¡Cómo deseaba volver a ser tan inocente! ¡Cómo anhelaba volver a sentirse Calpurnia otra vez!

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En este divertido fragmento se nos demuestra que Callie, aunque no pueda admitirlo públicamente, tiene claro que hay un momento en el que una mujer (o cualquier persona), puede llegar a hacer cualquier cosa por aquello que más desea,:

En el capítulo 4

-¿Hace mucho tiempo que es amiga de mi hermano? 
Callie se quedó paralizada.
-¿Amiga?
-Sí. Es evidente que Ralston siente una profunda admiración por usted y que la considera su amiga. Esta mañana parecía realmente ansioso por informarme de que usted me apoyaría ante la sociedad. Si no son amigos, ¿por qué iba usted a estar aquí? ¿Por qué arriesgaría su estatus para guiarme y no dejarme dar un paso en falso?  
Callie supo que no podía decirle la verdad. "Deberías saber, Juliana, que hay un momento en la vida de cada mujer en la que está dispuesta a cualquier cosa por que la besen"
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A continuación un pequeño fragmento que contiene una gran verdad:

En el capítulo 8 

No atreverte a vivir una aventura es peor que haber tenido una experiencia decepcionante.

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Ahora os traigo un divertido e irónico fragmento que contiene oculta una gran crítica a los acuerdos sociales protocolarios, exagerados en el siglo XIX, pero cuya crítica también podría aplicarse a nuestra sociedad actual:

En el capítulo 9 

Finalmente se detuvo ante un ejemplar de edición alemana sobre Mozart, y se mordisqueó el labio inferior mientras consideraba aquella opción.
—Si está buscando una biografía sobre Mozart, no encontrará ninguna mejor que esta. Niemetschek conoció al maestro en persona.
Juliana se volvió hacia la voz.
A solo unos centímetros de ella, estaba el hombre más apuesto que hubiera visto nunca.
Era alto, de espaldas anchas y ojos del color de la miel calentada por el sol. La luz del atardecer que entraba a raudales por la vidriera del escaparate arrancaba brillos dorados a sus rizos y subrayaba las líneas perfectas de su nariz y mandíbula.
—Er… —Se interrumpió, intentando recordar a toda prisa qué indicaban las normas de conducta en tales situaciones. Callie y ella no habían llegado a discutir cuál sería la manera de actuar cuando se viera abordada por un ángel con conocimientos sobre biografías de músicos. No debería ser impropio agradecérselo, ¿verdad?—. Muchas gracias.
—Un placer. Espero que disfrute de él.
—Oh, no es para mí. Es un regalo para mi hermano.
—Ah, pues espero que él lo aprecie. —Hizo una pausa y se miraron a los ojos durante un buen rato.
Juliana se puso nerviosa ante ese silencio y se vio obligada a romperlo.
—Lo siento, señor. No estoy segura de que sea correcto que conversemos sin que nos hayan presentado.
Él esbozó una sonrisa que hizo que ella sintiera un cálido escalofrío.
—¿No está segura?
—Estoy casi segura. Acabo de llegar a Londres y todavía no conozco bien el protocolo, pero me parece recordar que deberíamos haber sido presentados —dijo con un brillo en sus ojos azules.
—Es una lástima. ¿Qué cree que ocurriría si nos descubrieran hablando de libros en un lugar público?
El tono de su voz le arrancó una risita.
—Nunca se sabe. Quizá nos tragara la tierra por realizar una actividad tan arriesgada. 

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¿Puede la pasión separarse del amor? Supongo que cada cuál puede escoger sus criterios al respecto. Lo importante es que en una relación ambos miembros busquen lo mismo.

En el capítulo 11 

La mujer sonrió.
—Mi corazón es muy resistente, Ralston. —Él asintió con la cabeza, aceptando su rendición—. Supongo que sabes que una chica de esa clase no conoce en absoluto el mundo en el que nos movemos nosotros.
—¿Qué quieres decir? —No pudo resistirse a preguntar.
—Que te pedirá amor, Ralston. Las jóvenes como ella siempre lo hacen.
—No me interesan los cuentos de hadas de esa chica, Nastasia. No significa nada para mí, solo va a ser la madrina de mi hermana.
—Quizá —dijo Nastasia pensativamente—. Pero ¿qué significas tú para ella? 

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Amor y odio. Llanto y carcajada. Llena de contradicciones es la locura del deseo. Y para Callie no será menos, tal y como podréis ver en el siguiente fragmento:

En el capítulo 12

—¡Cómo se atreve a llamarme cobarde!
Callie se paseó de un lado para otro de la habitación, lívida de furia ante los acontecimientos de la noche. Hacía una hora que había regresado a casa, pero no había dejado de moverse el tiempo suficiente para que Anne pudiese ayudarla a desvestirse.
Por esa razón, la doncella se había sentado en los pies de la cama y observaba cómo su ama se paseaba.
—No me lo imagino —dijo Anne con sequedad—, en particular si consideramos que intentaste abofetearle en un lugar público.
Callie no notó la ironía de la mujer y, fijándose solo en las palabras, agitó las manos en el aire llena de frustración.
—Exactamente —convino—. ¡Esa no es una actitud cobarde!
—Tampoco es propia de una dama.
—Sí, bueno, pero eso no viene al caso —replicó Callie—. ¡El caso es que Gabriel St. John, marqués de Ralston, se ha enfrentado a mí en un lugar público cuando se dirigía a reunirse con su amante y, además, se las ha arreglado para insultarme! —Golpeó el suelo con el pie—. ¡Se ha atrevido a llamarme cobarde!
Anne no pudo contener una sonrisa.
—En honor a la verdad, me parece que le has provocado.
Callie se detuvo en seco y miró a la doncella, llena de incredulidad.
—Para estar tan preocupada, hace solo unos días, porque pudiera arruinar mi reputación al acudir a una taberna, parece que te has puesto de parte de Ralston con mucha rapidez. ¡Se supone que tienes que defenderme a mí!
—Y lo haré por los siglos de los siglos, Callie. Pero ibas en busca de aventuras y tienes que admitir que Ralston parece haberte dado justo lo que querías.
—¡Te aseguro que no estaba buscando que me insultaran y besaran en público!
Anne arqueó una ceja con incredulidad.
—¿Quieres decir que no lo has disfrutado?
—¡No!
—¿Nada de nada?
—Ni un poquito.
—Mmm-mmm —fue la incrédula respuesta de la doncella.
—¡No he disfrutado!
—Eso es lo que has dicho. —Anne se puso en pie y le indicó a Callie que se volviera hacia el tocador para desabrocharle la larga hilera de botones que cerraba el vestido en la espalda.
Callie permaneció quieta y callada durante un buen rato.
—Está bien, puede que me gustara un poco —confesó finalmente.
—Ah, claro, solo un poco.
Callie suspiró y se volvió, a pesar de que Anne todavía no había terminado de desabrochar el vestido. La doncella volvió a sentarse en la cama, y Callie, a pasearse de un lado para otro.
—De acuerdo. Más que un poco. Lo he disfrutado inmensamente, igual que todas las demás veces que me ha besado. —Percibió la mirada de sorpresa de Anne y se vio obligada a decir—: Sí, me ha besado en más ocasiones. ¿Por qué no iba a disfrutarlo? Se nota que ese hombre tiene mucha experiencia besando.
Anne se aclaró la voz.
—Es evidente.
Callie giró la cabeza para mirar a la doncella.
—¡Te lo aseguro! Anne, seguro que jamás te han besado así.
—Tendré que creerte.
Callie asintió con la cabeza, seriamente.
—En efecto. Ralston es todo lo que puedas imaginar que puede ser un hombre… Primero regala palabras tentadoras y miradas pícaras, luego te rodea con los brazos y… Realmente no puedes comprender cómo has llegado allí, pero…
Se dejó llevar por los recuerdos, mirando al techo mientras se sujetaba el vestido contra el pecho. Anne se puso en pie, con intención de terminar de desabrocharle la prenda, pero antes de que llegara hasta ella, la mirada de Callie pasó de soñadora a irritada, y comenzó a pasearse de nuevo.
—Y entonces el muy… el muy… se aparta y te mira de esa manera relamida y presumida, como el absoluto canalla que es, y cuando intentas defenderte…
—¿Golpeándole?
—… y cuando intentas defenderte… —repitió Callie—. ¿Qué hace entonces?
—¿Te llama cobarde? —preguntó Anne, retóricamente.
—¡Te llama cobarde! ¡Es un hombre completamente exasperante!
—Eso parece —dijo Anne, acercándose a la espalda de Callie para continuar desabrochándole los botones.
Esa vez Callie se lo permitió, quedándose inmóvil mientras le soltaba el vestido y salía de él. Anne comenzó entonces a ocuparse de los cordones del corsé, y ella suspiró cuando la apretada prenda se aflojó. Parte de la cólera se evaporó cuando se liberó de los rígidos confines de las ballenas.
Ya con el camisón puesto, se rodeó con los brazos y respiró hondo. Anne la guió para que se sentara ante el tocador y comenzó a peinarle el espeso pelo castaño. La sensación era gloriosa, y suspiró, cerrando los ojos.
—Por supuesto, he disfrutado del beso —masculló al cabo de un rato.
—Eso parece —repitió Anne, dándolo por hecho.
—Desearía no hacer siempre el tonto cuando Ralston está cerca.
—Siempre has hecho el tonto cuando él está cerca.
—Sí, pero ahora estoy mucho más cerca. Es diferente.
—¿Por qué?
—Porque antes me limitaba a soñar con él. Ahora estoy con él. Hablo de verdad con él. Estoy descubriendo al Ralston auténtico. No es ya una criatura que yo me inventé. Es de carne y hueso y… Y ahora no puedo evitar preguntarme… —Se quedó callada, renuente a decir lo que pensaba. «¿Y si fuera mío?»
No tuvo que decir las palabras, Anne las intuyó. Cuando Callie abrió los ojos y sostuvo la mirada de Anne en el espejo, vio en ellos la respuesta de la mujer. «Ralston no es para ti, Callie.»
—Lo sé, Anne —susurró Callie, más para recordárselo a sí misma que para responder a la criada.
Pero, desde luego, no lo sabía. Ya no sabía nada. Hacía solo unas semanas, se habría reído ante la idea de que Gabriel St. John conociera incluso su nombre, por no hablar de que estuviera dispuesto a cruzar unas palabras con ella. Y ahora… Ahora la besaba en carruajes oscuros o en pasillos todavía más oscuros… Y hacía que se preguntara por qué había sido tan tonta con él desde el principio.
Estaba segura de que esa noche él se dirigía al camerino de la cantante, y no cabía duda de que ella no era competencia para aquella belleza griega. Ralston no podía sentirse atraído por ella.
Se obligó a estudiarse en el espejo, catalogando sus defectos: pelo castaño, común y poco interesante; ojos marrones, demasiado grandes; cara redonda, diferente a las de las más bellas de la sociedad, que tenían forma de corazón; boca demasiado ancha, con los labios no tan arqueados como debería. Mientras enumeraba cada uno de esos rasgos, pensó en todas las mujeres con las que se había relacionado a Ralston, en todas esas Helenas de Troya con rasgos que paralizaban a los hombres.
Él la había dejado y se había ido con su amante que, con toda seguridad, lo habría recibido con los brazos abiertos. ¿Qué mujer en sus cabales no lo haría?
Y ella había regresado a casa, a su cama fría y vacía… para soñar con lo imposible.
Se le llenaron los ojos de lágrimas e intentó secárselas antes de que Anne las viera, pero comenzaron a deslizársele por las mejillas con tanta rapidez que le resultó imposible disimular la tristeza. Sorbió por la nariz, llamando la atención de la doncella que, al verlo, dejó de peinarla y se agachó ante ella.
Callie permitió que la anciana la rodeara con los brazos y, apoyando la cabeza en su hombro, dejó de contener las lágrimas. Sollozó contra la áspera lana del vestido de la criada, dejando que aflorara la tristeza que llevaba años consumiéndola. Lloró por toda una década de temporadas —cada año más solterona que el anterior—, viendo cómo se casaban todas sus amigas, cómo se comprometía Mariana… Por toda la tristeza que había ocultado, negándose a que su sombrío pesar oscureciera la felicidad de los demás.
Pero ahora Ralston estaba haciendo estragos en sus sentidos y le recordaba todo lo que había querido y nunca tendría. Ahora ya no se podía contener.
Siguió llorando durante un buen rato mientras Anne murmuraba de manera tranquilizadora sin dejar de acariciarle la espalda. Cuando ya no le quedó energía para seguir haciéndolo, Callie se enderezó, se apartó de la doncella y le ofreció una acuosa sonrisa de agradecimiento.
—No sé qué me pasa.
—¡Oh, mi niña! —exclamó Anne, en el mismo tono que usaba cuando Callie era pequeña y se lamentaba de alguna injusticia—. Tu príncipe azul llegará algún día.
Callie curvó levemente los labios con ironía. Anne había dicho esas mismas palabras incontables veces en las últimas dos décadas.
—Perdona, Anne, pero ya no estoy segura de ello.
—Oh, lo hará —afirmó Anne con seguridad—. Y cuando menos te lo esperes.
—Creo que ya me he cansado de esperar. —Callie se rió sin humor—. Probablemente esa sea la razón por la que me he fijado en el caballero oscuro.
Anne le ahuecó la mejilla con la mano.
—Creo que sería mejor que te dedicaras a tachar puntos de esa ridícula lista tuya —dijo con una sonrisa—, en vez de andar en compañía de Ralston. Si fuera tú, me olvidaría de él.
—Es más fácil decirlo que hacerlo —aseguró Callie. Había algo que la impulsaba hacia ese hombre sin importar lo mucho que la enfureciera. Al contrario, su arrogancia solo servía para hacerlo más atractivo. Suspiró—. Quizá tengas razón. Debería olvidarme de Ralston y volver a centrarme en mi lista. —Cogió el papel del tocador, donde lo había dejado antes—. Por supuesto, ya he realizado las tareas más simples.
Anne emitió un gruñido de incredulidad.
—Por supuesto, porque ir a una taberna a beber whisky es una tarea de lo más simple —dijo secamente—. ¿Qué te queda?
—Montar a horcajadas, practicar esgrima, asistir a un duelo, disparar una pistola y jugar a las cartas en un club de caballeros —enumeró, omitiendo el resto de los artículos, los que le avergonzaba compartir incluso con su confidente más cercana.
—Hmm, es todo un reto.
—En efecto —señaló Callie con aire pensativo, mordisqueándose el labio inferior mientras releía la lista.
—Sin embargo, una cosa es segura —continuó Anne.
—¿Cuál?
—No importa lo que hagas después, nadie te llamará cobarde por hacerlas.
Callie buscó la mirada de Anne y, tras un sorprendente silencio, las dos estallaron en carcajadas.


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Llegamos al último fragmento, y en esta ocasión os traigo una escena que ocurre en las personas constantemente. Por no atrevernos a hablar, por miedo a lo que nos digan o piensan los demás, se acaban creando los peores malentendidos. Por eso es tan importante la comunicación:

En el capítulo 21

«Pídeme que baile contigo.» Sabía que era una idea terrible, que no debía bailar con él después de haber rechazado su propuesta de matrimonio y decidido que debía permanecer alejada de él. Sabía que lo último que debería permitir era que Ralston la dejara devastada esa noche. «Pídeme que baile contigo mi primer vals con este vestido.» Silenció aquella vocecita, y resolvió en ese mismo momento que debía detener aquellas fantasías tan estúpidas. Bailar con Ralston era, definitivamente, una pésima idea.
—Lady Calpurnia, ¿quiere bailar conmigo?
Al principio, Callie se quedó realmente confundida por las palabras, aquellas que había deseado que Ralston dijera, pero que en lugar de haberlas pronunciado él, provenían de una dirección distinta… Concretamente, le habían llegado por encima de su hombro derecho. Parpadeó, despistada, sin notar apenas la expresión atronadora de Ralston antes de entender lo que sucedía y volverse para mirar al barón de Oxford.
«¡No!» Contuvo el deseo de golpear el suelo con el pie.
No podía negarse; hacerlo no solo sería el colmo de la descortesía, sino que además Callie no se encontraba en posición de rechazar ninguna oferta para bailar. Los pensamientos atravesaban su mente a toda velocidad. Miró brevemente a Ralston, preguntándose por qué él no reclamaba el baile para sí mismo. Desde luego, ella no negaría que había sido el primero en pedírselo.
Pero él no dijo nada y se limitó a mirarla de una manera fría e ilegible.
—Me encantará bailar con usted, milord —respondió, volviéndose hacia él—. Gracias.
Él barón le tendió la mano y ella puso la suya encima.
Cuando sus manos se tocaron, Oxford le dirigió una amplia sonrisa que no se reflejó en sus ojos.
—Excelente.
Ralston observó cómo el dandi guiaba a Callie hacia la pista mientras unas oleadas de furia lo atravesaban al ver que eran los brazos de otro hombre los que la rodeaban… que era otro el que la tocaba. Solo años de contención impidieron que entrara como un vendaval en la pista y la arrancara de las garras de aquel cazadotes.

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Y hasta aquí mis fragmentos de hoy, que espero que os  hayan gustado y os hayan hecho pensar mucho.

como siempre, ¡espero vuestros comentarios!

Un beso a todos!

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que jugar con las palabras.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Adaptaciones cinematográficas: Amanecer parte 2




Holaa!

Hoy vengo a hablaros de la última adaptación cinematográfica que hemos podido ver en el cine: Amanecer parte 2. Esta película ya parte de un libro que personalmente no me gustó, y aunque la he visto porque no quería dejar la saga a medias, no fui con demasiadas expectativas. Para  mí, Amanecer es un libro muy disparatado e inverosímil, en el que no pasa prácticamente nada hasta el final, y en el final, para la sorpresa de todos,  tampoco ocurre mucho. En mi opinión la autora se lo sacó de la manga con el objetivo de sacar más partido a la historia haciendo que todos los personajes terminaran satisfactoriamente para el público. 


Ya entrando en el terreno cinematográfico, reitero una vez más que Kirsten Stewart no me convence ya que a mi parecer es muy inexpresiva, siempre pone la misma cara. Debo decir que en esta última película me ha gustado un poco más Robert Pattinson: aunque para mí sigue sin ser el actor adecuado para interpretar a  Edward, he podido ver en sus diálogos y sus expresiones un carácter un poco más potente y definido que en las otras películas. Taylor Lautner sigue impresionando con su cuerpo (un detalle que el director conoce y explota altamente), aunque para ser justos tampoco resulta específicamente grande interpretativamente. El resto de personajes no se pueden apreciar mucho en mi opinión, ya que no acaban de tener una importancia determinante, cosa que tampoco ocurre en el libro. Tan solo quiero destacar la que en mi opinión es la mejor actuación: Creo que Michael Sheen, interpretando a Aro, el jefe de los Vulturis, ha sabido crear un personaje muy interesante que transmite mucho  (Me ha recordado un poco a Lucius Malfoy de Harry Potter).

Esta película no sería nada sin los efectos especiales que se encuentran en prácticamente todas las escenas, y creo que estas no acaban de transmitir todo lo que realmente le ocurre a Bella en su descubrimiento de sí misma y sus capacidades como vampiresa. Bella consigue dominar sus cualidades físicas y sus poderes muy rápidamente, cosa que resta verosimilitud a la trama.

El final me ha sorprendido, pues han escogido una manera bastante curiosa de hacer una batalla donde no la hay. La idea en sí no es mala, y la manera en la que toman el pelo al espectador tampoco, pero me ha parecido que se ha abusado de escenas que rozan el gore y que pueden ser de mal gusto. En mi opinión, tantos detalles explícitos (sobretodo tantas cabezas cortadas) no son necesarios.

La belleza de Bella como vampiresa ha sido creada a través de su vestuario: ahora siempre aparece con vestidos cortos y apretados que marcan su figura. Aunque realmente el efecto queda bien conseguido, creo que a nivel argumental pierde credibilidad porque aunque cambie el aspecto físico de Bella, no cambia su actitud de cara a no querer llamar la atención, y para ello no son lógicos el tipo de vestidos que lleva.

Y al final de todo viene un largo montaje del recuerdo, en el que aparecen primeros planos de todos los personajes que han aparecido hasta el momento en la saga, para que los fans se emocionen un rato. No está mal el detalle, pero quizá hubiera sido mejor reservar ese tiempo para contar otros detalles interesantes, como por ejemplo el tema de la evolución de Bella como vampiresa que comentaba antes.

En definitiva, esta es una película aceptable que sirve para poner punto y final a una saga que ha captado a miles de fans. Tiene algunos puntos interesantes y originales, como el sorprendente cambio de acontecimientos que recibimos los espectadores en un momento determinado hacia el final. Pero también tiene algunas deficiencias tanto en la trama como en la distribución  del tiempo, todo ello recubierto de inacabables efectos especiales no demasiado interesantes.

¿La habéis visto? 
¿Qué os ha parecido?
Como siempre, ¡Espero vuestros comentarios!

Saludoos!


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sábado, 17 de noviembre de 2012

Pequeño aviso sobre el calendario

Holaa!

Antes de nada quisiera disculparme por lo abandonado que tengo el blog, realmente estoy haciendo muchas cosas y no tengo tiempo de nada. De todos modos quiero que sepáis que mentalmente sigo aquí, que continuo pensando entradas, leyendo libros (aunque no a la velocidad que me gustaría) e ideando proyectos. En definitiva, sigo jugando con las palabras ;)

Deciros que tengo en mente unos fragmentos célebres seleccionados que solo me falta montar. Además tengo otra reseña pendiente de hacer. Calma, que tarde o temprano lo haré todo sin duda. 

Después de esa pequeña nota, esta entrada simplemente para dar un pequeño anuncio sobre una práctica que ya llevo haciendo desde hace un tiempo. Los que os habéis pasado en los últimos meses por aquí habréis comprobado que hace tiempo que no pongo una entrada anunciando una quedada o una presentación. Aun así, si os fijáis, veréis que en la parte superior del blog hay un calendario en el que están todos los eventos de Barcelona de los que recibo noticia. (¡Desde setiembre han habido muchísimos!). Así que aunque no haga entradas, os invito a que vayáis echando vistazos al calendario, porque ese sí que lo tengo actualizado ;)

Por otro lado, habréis visto que tampoco hago crónicas de las quedadas... Pues bien, debéis saber que últimamente no puedo asistir a casi ninguna de las presentaciones. Aun así a alguna sí que he ido (la última el desayuno organizado por la nueva editorial Otros Mundos), pero no he hecho crónica por falta de tiempo o de material fotográfico y demás... De todos modos las que pueda hacer las haré.

Nada más que añadir, simplemente que seguiré estando por aquí, que intentaré publicar y leer más (aunque no puedo prometer nada) y que espero que sigáis pasándoos a leer mis entradas de vez en cuando ^^

Un besoo!

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jueves, 15 de noviembre de 2012

Reseña: Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja (Sarah MacLean) (Saga: Love by numbers 1)



Holaaa!
Hoy os traigo una reseña de un libro que no empecé con muy bien pie, pero acabó enganchándome aterradoramente. Es el primer libro que leo de romántica adulta, y me he encontrado con muchas cosas que decir, algunas buenas y otras no tanto .¡A ver que os parece a vosotros!


Título en castellano: Nueve reglas que romper para conquistar a un granuja

Autora: Sarah MacLean


Saga: Love by numbers 1

Editorial: Versátil

Sinopsis:
Una de las reglas sociales más conocidas dice que una joven de buena familia nunca debería acudir a casa de un marqués de mala reputación y pedirle un beso apasionado. 

Sin embargo, para conquistar a este granuja, Lady Carpurnia Hartwell deberá romper todas las reglas...

1. Besar a alguien... apasionadamente. 
2. Fumar puros y beber whisky. 
3. Montar a horcajadas. 
4. Practicar esgrima. 
5. Asistir a un duelo.
6. Disparar una pistola. 
7. Jugar a las cartas (en un club de caballeros).
8. Bailar todos los bailes en una fiesta.
9. Ser considerada hermosa. Una sola vez.

Sobre la autora:

Sarah MacLean creció en Rhode Island, obsesionada con los romances históricos y lamentando haber nacido demasiado tarde para disfrutar su propia temporada. La inclinación que siempre tubo por la historia la llevó a graduarse en el Smith College y en la Universidad de Harvard antes de que finalmente decidiera coger la pluma y escribir su primer libro.
Ahora vive en Nueva York con su marido, su perro y una extensísima colección de novelas románticas. Le gusta mantener contacto con sus lectoras a través de su página web.
Amor: ****
Acción: ***
Terror: *
Diversión:****
Dramatismo: **
Originalidad: ***
Sorpresa: ***
Profundidad: ***

Opinión personal (sin spoilers): 


Este libro ha sido mi primera incursión en la novela romántica adulta de época, así que no puedo compararla con otras del género. No obstante, os explicaré los puntos positivos y los negativos con los que me he encontrado en él.

Lo primero que hay que tener claro cuando se lee un libro es qué estilo tiene y qué es lo que te puedes o no encontrar en su trama. En este caso, estamos hablando de una novela de carácter eminentemente romántico, así que solo con eso ya os podéis hacer una idea a grandes rasgos del tipo de historia típica que ofrece en cuanto a la trama. Aun así, el libro sorprende en más de una ocasión en los pequeños detalles, no tanto en las acciones concretas como en la manera en que ocurren. Así pues, aunque el argumento general es mas bien pobre, predecible y un tanto repetitivo (como suele pasar en este tipo de historias), hay pequeñas sorpresas que llaman la atención y le dan un toque de distinción. La lista de sueños que Callie desea realizar se convierte en algo más que un nexo para sus distintas aventuras, llegando a provocar situaciones bastante curiosas y originales.

Quiero recalcar también que, aunque la parte romántica es la que predomina, hay otros temas que se tratan en el libro de forma más escondida. Principalmente, me ha parecido una gran reflexión sobre cómo alguien puede abrirse y convertirse en una persona nueva, sobre cómo una soñadora “pasiva” puede llegar a romper con su forma de vida y a atreverse a  cumplir sus sueños y a luchar por lo que quiere.

Para ello, es indispensable la creación de una buena protagonista, y la de esta novela cumple con las expectativas. La autora ha creado un personaje muy completo y humano, una mujer que nos demuestra sus distintas facetas: su timidez y su picardía, sus sueños y sus miedos, sus tristezas y sus alegrías... Callie ríe y llora, siente y padece, por lo que rapidísimamente nos podemos sentir identificados con ella. Nada de chicas pobre-rompecorazones, de grandiosas heroínas que son incapaces de reconocer su enoooorme variedad de atributos. Es una chica sin un enorme atractivo (un elemento muy positivo con el que no me había encontrado nunca), con la que es imposible no sentirse identificada.  La imperfección de Callie es precisamente lo que la hace verosímil, y por lo tanto perfecta para la novela.

El resto de personajes son pasables, aunque nada del otro mundo. Gabriel es el típico granuja, chico malo, o como queráis llamarlo, que huye del amor por un trauma que le acompaña desde niño. No me ha gustado mucho de él algunos cambios de opinión muy forzados y repentinos. El barón de Oxford, antagonista de la historia (por llamarlo de alguna manera), no deja de estar en un plano secundario, que poco tiene que ofrecer a la novela más  que algún que otro predecible malentendido para la pareja. Nick, Juliana, Mariana... Del resto de personajes no llegamos a saber mucho más que una pequeña introducción, y es que en el caso de los hermanos de Gabriel sus historias serán tratadas en profundidad en las otras dos partes de la trilogía, cosa que me llena de ganas de leerlas.

El estilo narrativo de la novela me ha mantenido dividida, haciéndose a veces pesado y otras muy ameno. Uno de los puntos más fuertes de la novela son sin duda los diálogos, todos ellos envueltos en una capa de humor y de ironía que te sacará más de una sonrisa. No obstante, también hay muchos fragmentos descriptivos que ralentizan la historia y se hacen un poco pesados. En mi opinión, sobran al libro unas cuantas páginas.

En definitiva, una novela romántica, de temática simple pero con matices sorprendentes, divertida y con una protagonista verosímil con la que es muy fácil sentirse identificada. Debido a algunos momentos demasiado descriptivos y lentos para mi gusto, no es un libro que haya devorado en dos días, pero en cierta manera lo he disfrutado y no me ha dejado indiferente.

Nota (sobre 10): 8

¿Os gusta este tipo de novela?
¿La habéis leído o tenéis ganas de hacerlo?
 ¡Espero vuestras opiniones!



Un beso!

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que jugar con las palabras.

domingo, 28 de octubre de 2012

Reflexión: Para gustos... ¡los colores!



Hace unos días, apareció en la red un artículo de opinión de un prestigioso autor que dio mucho de que hablar. Me estoy refiriendo al escrito de Jordi Sierra y Fabra en una nueva revista online, Off the record, en el que opina sobre la blogosfera literaria.

Este artículo trajo polémica consigo y provocó muchos comentarios respecto a la crítica que en él se hace a los blogueros más jóvenes. Sierra i Fabra dice que muchas veces hay matices que son malinterpretados en las reseñas, cosa que puede molestar a los autores. No quiero caer en el error de resumiros el texto y daros una versión subjetiva de él sin darme cuenta, por lo que prefiero dejaros el artículo para que podáis leer las propias palabras del autor si no lo habéis hecho ya. (Dadle click  a la imagen para hacerla más grande).

SIERRA i FABRA, Jordi.(2012):  ¿Blogs? ¡Cuidado!, Off the record, 1, 6.
Como  el tema despertó tanta confrontación de opiniones, el escritor publicó una carta en respuesta. En ella, pide perdón por si alguien se ha sentido atacado, y reafirma su apoyo al mundo bloguero con argumentos basados en su trayectoria en favor de ellos. (Podéis leerla aquí)

Todo este debate me ha parecido una buena oportunidad para dar mi personal punto de vista e invitaros a reflexionar sobre el papel de los blogueros y sus críticas.

Yo soy de la opinión de que NO es necesario haber leído los grandes clásicos para poder opinar sobre un libro. Y me explicaré poniendo de ejemplo mi caso: La finalidad para la que creé este blog es compartir mi opinión. La mía, la de mi persona, alguien con unas determinadas posibilidades y limitaciones. Cierto es que no he leído muchos clásicos, pero en ningún momento me he vendido a mi misma como una gran experta en literatura. Siempre he dejado claro (o si no lo he hecho lo hago ahora) que solo soy una humilde lectora que como todos forma sus ideas, tan únicas, diferentes y válidas como las de cualquier otro.  Y quien quiera leer el blog sabe lo que en él va a encontrar.

Creo fervientemente que hay gente que se siente más identificada con mis gustos y mi estilo (o los de alguien como yo) que con los de alguien que se haya leído una lista interminable de clásicos, del mismo modo que sé que hay gente con la que ocurre lo contrario. Pero para eso existe la libertad: cada uno puede leer lo que le guste más, y su elección no será ni mejor ni peor que las del resto.

Desde siempre, una de las formas más eficientes de transmitir una opinión ha sido el boca a boca. Y quizás no siempre este ha ido acompañado de unas elaboradas argumentaciones. El hecho de que en la actualidad ese boca a boca se haga por escrito a través de los blogs no significa nada. Quizá este tipo de transmisión no sea considerada “culta”, pero el hecho de que lo considerado culto sea mejor es, en mi modesta opinión,  algo discutible. Habrá quien dé prioridad a los  textos complejos y llenos de matices para convencerse de una opinión, y habrá quien preferirá una idea quizás expresada de una forma más simple pero a la vez más entendedora.  Cada cual que escoja las opiniones (y la forma en la que estas son expresadas) que prefiera.

Hay veces en las que no resulta sencillo (o no se tiene suficiente nivel de lenguaje) para describir el por qué  un libro te ha gustado o no. Pero que no se haya adquirido el nivel lingüístico óptimo para expresarlo no significa que no haya una opinión formada, y que esta no sea tan válida como las demás. Hacer una reseña, como la mayoría de las cosas, no es fácil. Pero nadie nace enseñado, y la mejor manera de aprender es intentándolo y practicándolo. Yo intento poner en práctica en mis reseñas los consejos que me dan y hacerlo lo mejor que puedo, imagino que como todo el mundo. Pero cuidado, porque ese mejor es en base a mi juicio, y lo que para mí es mejor puede que para otro no lo sea. Si a alguien no le gustan mis intentos, sencillamente tiene la libertad para no leer mi blog.

En ningún momento cuando alguien hace una reseña, tanto en el mundo profesional como en el de los que las hacemos por placer,  está diciendo una verdad universal. Lamentablemente (o no), no hay manera de ponernos en la cabeza de un autor para poder ver todo el razonamiento que le ha llevado a escribir lo que ha escrito y como lo ha escrito. La única forma de comunicación que tenemos es el lenguaje, y este es tan imperfecto e incompleto como lo es su creadora,  la raza humana.   Es por eso que cada uno interpreta un libro a su manera. Y aunque los argumentos que se dan en una reseña no sean convincentes para el autor, sí que pueden serlo para otros lectores que lleguen a pensar lo mismo que el bloguero, del mismo modo que ese libro puede fascinar a algunos y dejar indiferentes a otros.

En cualquier caso, si algún autor está en desacuerdo con cualquiera de mis reseñas y desea matizar algún detalle, estaré encantada de que lo haga, del mismo modo que puede hacerlo cualquier otra persona. Y no por eso hay que enfadarse con nadie. ¡Arriba el dialogo constructivo!

Finalmente, deciros que no creo que se deba clasificar el trabajo literario (ni cualquier otra cosa) de alguien en función de su edad ni de ningún otro de sus rasgos. Tendemos a tipificar a la gente, de modo que cuando hablamos de quinceañeros o de gente mayor nos imaginamos un perfil de persona determinada, olvidándonos de la esencia única e irrepetible de cada persona.

Así que la conclusión que yo saco de todo esto es que cada uno deberá juzgar cada crítica a su manera, en función de su situación, de lo que busque o de sus gustos personales. E insisto, ninguna de esas opiniones será la verdadera. No hay cosas buenas o malas, todo es relativo. 

Porque para gustos... ¡los colores! 

¿Qué opináis vosotros de las palabras de Jordi Sierra i Fabra?
 ¿Creéis que se puede malinterpretar una novela?
Como siempre, vuestros comentarios serán recibidos estupendamente ;)

Un besoo!

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Escribir no es más 
que jugar con las palabras.
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