Título incluido: Al otro lado del túnel de Jose Miguel Gaona.
Uno, dos, tres, cuatro... Los segundos van pasando, los
minutos, las horas... Estar aquí, en este sitio sin puertas ni ventanas, sin
ninguna fuente de luz exterior, es agobiante. Necesito salir y ver que el mundo
sigue en pie, que la gente sigue con su vida sin percatarse de lo que ocurre a
unos metros de por donde ellos pasan.
Mis dedos tientan en la oscuridad, en busca de cualquier
indicio que me permita saber dónde me encuentro, pero parece imposible; estoy
perdida en medio de ninguna parte. Siento mis manos moverse, mis pies
dando torpes pasos en esta maldita oscuridad, pero mucho me temo que
terminaré volviéndome loca. Escucho mi respiración cada vez más acelerada, mi
garganta reseca suplica una mísera gota de agua y mis labios saben a hierro
y sangre; creo que estoy herida. Empiezo a asustarme.
Levemente, con la suavidad de un amanecer, una débil luz
surge de la oscuridad. Ilumina una pequeña porción, revelando una simple mesa
con dos sillas; en una de ellas está sentada una figura. ¿Es un hombre, o tal
vez un muchacho? Es difícil definir su edad. Su presencia me atraviesa: un aura
antigua y desconocida. Da la sensación de haber vivido mucho más que cualquier
persona, pero sus manos se deslizan por la mesa y acarician un tablero de
ajedrez como si no los reconociera; como si acabara de nacer.
-¿Le apetece jugar, joven dama? -susurra sin alzar la
cabeza, pero pude imaginar en su rostro el esbozo de una sonrisa.
No soy capaz de decirle que no, así que iniciamos la
partida. Sin embargo, todo lo que sé de ajedrez no me sirve de nada, no soy
capaz de frenar el avance de mi contrincante. La partida no dura más de diez
minutos que a mí me parecen años.
-Aburrida y predecible -murmura sin rastro de ironía en
su voz-. Como tu vida... como tu muerte.
-¿Quién eres? -Lo miro aturdida y confusa. Me devuelve
una sonrisa amable y paternal.
-Me han dado mil nombres y por muchos más se me ha
conocido. Yo ya existía antes del tiempo, antes de que el caos absoluto se
tornara en orden, antes de que el Sol comenzara a brillar y la Luna gobernara
la bóveda nocturna. Me nombran entre susurros, al cobijo de las sombras... ¿Has
oído alguno de los cuentos de brujas?
Observo cómo se levanta, rodea la mesa lentamente y se
inclina sobre mí. Me dedica una mirada cargada de pena.
-Lo siento, mi niña. -Las palabras me acarician el
rostro-. Jugaste con tu vida como si fuera una ruleta de la suerte y,
lamentablemente, no salió la casilla ganadora. Te he dado otra oportunidad y,
aún así... No tengo elección.
Abro los ojos al descubrir que roza sus labios con los
míos: una dulce y triste sensación me recorre por completo.
Escucho un pitido a lo lejos, una máquina avisando que mi
corazón se detiene. Decenas de voces, gritos y súplicas llegan desde la
profunda oscuridad, desde la habitación donde mi cuerpo reposa en un apacible
coma. ¡Qué ilusos! Ya no pueden hacer nada, es inevitable. La Muerte me ha
reclamado para sí. Nos vemos al
otro lado del túnel.
Muy bien escrito, con todo lujo de detalles :) ¡ Me gusta! ^^
ResponderEliminarMe gustó mucho la forma en que está narrada y la trama en sí es muy buena, felicidades :D
ResponderEliminarEl principio del relato incita a seguir leyendo para llegar a un final revelador. Original.
ResponderEliminarVictoria
Interesante desarrollo. Buen relato.
ResponderEliminarPor cierto, has leido relatos de H. P. Lovecraft?
EliminarEdu
Conozco al autor, pero no he leído nada suyo. ¿Qué me recomiendas? ^^
EliminarSaludos ;)
Buen relato, muy detallista y concreto, me ha gustado sobre todo la forma de narrarlo. ¡Sigue escribiendo!
ResponderEliminarRelato con una gran capacidad descriptiva, llena de pequeños matices y detalles que te permiten sumergirte de lleno en la historia y el personaje. Bien redactado y narrado. Buena historia.
ResponderEliminar-Oli-